sábado, septiembre 30, 2006

Presidente Legitimo!!!

viernes, septiembre 29, 2006

El discurso de lo cuantitativo por Marco Rascón

Artículo publicado en La Jornada el 1° de agosto de 2006, al instalarse el plantón en Reforma

En doctrina de contrainsurgencia se dice "subirle de calor al horno", es decir, extrapolar las tendencias y llevar una situación a que haga implosión por ella misma con base en sus errores.

Situación semejante fue la que constituyó una provocación al movimiento estudiantil de 1968, cuando en el mitin del 28 de agosto Amado Sócrates Campos Lemus pidió en un albazo y golpe de micrófono que se "quedaran en campamento en el Zócalo", justificando la represión del ejército y los actos gubernamentales de "desagravio al asta bandera" organizados por el regente Alfonso Corona del Rosal. Ahí mismo, desde el mitin, el Consejo Nacional de Huelga (CNH) reaccionó a la provocación de Campos Lemus y llamó a regresar a las escuelas. Campos Lemus era agente gubernamental y pretendió subirle el horno al movimiento.

Felipe Calderón y el panismo han de estar felices con este llamado a instalar 37 campamentos, que ya desde la llamada tercera asamblea fueron la estructura que se impuso desde Chapultepec hasta el Zócalo y con bloqueos hechos con camiones, contingentes y pantallas gigantes, distribuidas y rigurosamente controladas a lo largo del recorrido Chapultepec-Zócalo.

Por tercera ocasión poselectoral, Andrés Manuel López Obrador ha sido víctima de su propio discurso "contra los que se rajaron en 1988". Su aumento gradual de "resistencia civil" podría coincidir con el "subirle calor al horno" si comete el error de no acompañar la medida con una salida política, más allá de la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el cual es previsible en 99.9 por ciento que ratificará el resultado reportado por el IFE. ¿A qué llamará López Obrador una vez que el TEPJF declare a Felipe Calderón "presidente electo"?

La medida tomada carece de una visión estratégica del momento poselectoral, hablando en términos políticos y programáticos, que haga valer la fuerza expresada en las urnas y en las calles para impedir las reformas neoliberales de tercera generación, como es la privatización de la energía e impedir una reforma fiscal de corte oligárquico, así como reformas educativas, económicas y sociales conservadoras. El discurso de anteayer no hace valer la fuerza en las urnas y no convence a otros sectores para sentar a Calderón y a todas las fuerzas políticas a debatir y procesar un nuevo proyecto constitucional y las reglas políticas para el futuro. Así, se repetirá el error de los diputados al inicio de la actual legislatura, cuando se dejó al PRI y al PAN elegir solos y a su conveniencia a los consejeros "ciudadanos" del actual IFE.

Víctima de su "radicalidad", López Obrador propuso una medida que es subir para abajo, bajo el discurso de lo cuantitativo, sin menaje para el país, luego de haberse considerado presidente de México y diciendo centralmente que "somos el doble de la otra manifestación".

Con esta subida de calor al horno se aísla y deja afuera su fuerza política del momento, donde podrían estarse definiendo las reglas y condiciones de México hacia el futuro. Es el mismo error que cometió en 1999 el Consejo General de Huelga al tomar el Periférico.

El discurso de lo cuantitativo lleva la movilización del Zócalo a un callejón sin salida: el TEPJF se tomará su tiempo, pero mientras habrá una demostración de debilidad y de confrontación con la ciudadanía por razones de cotidianidad. Luego de la resolución del TEPJF sobrevendrá una gran frustración.

Si la derecha está en el PAN, la contrainsurgencia priísta anidó en el PRD con una carga adicional: la factura se la pasarán a la izquierda, que hoy navega a la deriva en el mar de las decisiones lopezobradoristas, mientras guarda un silencio ominoso tras lo dicho por el periódico francés Le Monde de que "Marcelo Ebrard es el nuevo representante de la izquierda mexicana", cuyo discurso el domingo pasado en el Zócalo se concretó a pasar lista a diputados, senadores, jefes delegacionales y asambleístas "electos" a manera de legitimar y separar del escenario del fraude a la estructura conformada por los grupos y corrientes que hoy, al igual que él, viven no una derrota, sino sus victorias personales.

Jesús Reyes Heroles, jefe de la contrainsurgencia, decía: "lo que resiste apoya", y luego de que para el sector más derechista del país Vicente Fox fue un débil que se dobló frente a López Obrador en el tema del desafuero, hoy Felipe Calderón se fortalece como el líder que esperaban los conservadores.

La tarea para la contrainsurgencia no es solamente hacer uso de la represión, sino conducir a la frustración, la debacle, el descrédito. La falta de memoria, el desprecio de la historia y las experiencias, la negación a defender no sólo el voto para presidente, sino las razones y motivos para votar por una opción que debería ser considerada programáticamente diferente, hacen que esta movilización, en vez de demostrar fuerza, exprese debilidad y aislamiento político.

Una sugerencia a los animadores: no atacar mucho a Ugalde, a Elba Esther o a López Dóriga, pues en seis años podrían ser candidatos del PRD al Senado o a una diputación u ocupar la posición que hoy ostentan Núñez o Monreal.

marcorascon@alcubo.com

jueves, septiembre 28, 2006

De: Jorge Fernández Menéndez

Razones

Por: Jorge Fernández Menéndez

Los gobernadores pintan su raya

El recorrido que, previo a la reunión plenaria del viernes, están realizando los legisladores perredistas con los gobernadores de su partido, debería hacerles comprender con bastante claridad la enorme distancia que separa a éstos de las intenciones de López Obrador de conformar un gobierno paralelo, de desconocer las instituciones o de optar por una resistencia civil que se resume en cometer actos de vandalismo en supermercados o arrojar huevos a la caravana presidencial, campaña que le resta, un día sí y el otro también, votos y apoyo al perredismo. Una actitud que, además, vulnera la gobernabilidad de los mandatarios, quienes ven cómo en sus estados, siguiendo el ejemplo de López Obrador, las fracciones contrarias a ellos, incluso dentro del PRD, comienzan a mostrar señales de desconocimiento a las instituciones locales.

Amalia García, gobernadora de Zacatecas, quien siempre ha sido una de las dirigentes más lúcidas del perredismo, lo dijo con claridad cuando se reunió con legisladores federales, locales y todos los miembros de su gabinete, este lunes: "Nosotros no queremos quedarnos fuera de las negociaciones. Viene el presupuesto y es un tema que nos preocupa". Y agregó que "los gobiernos no conocen ni desconocen presidentes". Lo mismo han repetido, con otras palabras, Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán, Zeferino Torreblanca en Guerrero y el candidato electo en Chiapas, Juan Sabines. Mientras que el de Baja California Sur, Narciso Agúndez, ni se ha referido al tema. Por su parte, Marcelo Ebrard ya no sabe qué equilibrios hacer para estar en la "resistencia" y al mismo tiempo obtener espacios de legitimidad y gobernabilidad en su próxima administración en el DF: cuanto más duro se ponga, menor capacidad de gobierno tendrá, más dirigentes radicales que no están comprometidos con él, sino con López Obrador, tendrá que incorporar a su gobierno y perderá apoyo popular (ahí están algunos dirigentes capitalinos y el vocero, Gerardo Fernández Noroña, invitando a los miembros de la APPO a establecer su plantón, una vez más, en Reforma, lo que me imagino que le dará un enorme gusto a Ebrard) con lo que anulará sus ambiciones personales para 2012. Pero si Ebrard toma distancia, los talibanes de López Obrador se lo cobrarán.

El gobierno alterno y la resistencia civil, la cerrazón de López Obrador, los insultos al Presidente electo, no ayudan en nada al perredismo y explican la premura del ex candidato de conformar, en apenas 28 minutos y sin otra propuesta que no sea el apoyo irrestricto a su causa, un llamado frente amplio que busca diluir en él al perredismo. Por eso también ni López Obrador ni casi ninguno de sus cercanos, han aceptado responder con seriedad a las observaciones de Cuauhtémoc Cárdenas. Manuel Camacho y Porfirio Muñoz Ledo, los mismos que han pasado por cuatro o cinco opciones políticas diferentes en la última década, se atrevieron a decir que Cárdenas no era consecuente con la izquierda y las causas populares, y el citado Fernández Noroña, el mismo que nunca fue tomado en serio por los perredistas, cuando hacía sus piruetas en una fracción de El Barzón, ridiculizó a Cárdenas, diciendo que era como aquel loco que va en el Periférico en sentido contrario y se queja porque todos los demás van en otra dirección. Con el líder López Obrador, no se discute, se acata.

Un ejemplo más lo sufre el candidato perredista de Tabasco, César Raúl Ojeda, abajo en las encuestas, en forma más marcada desde el 2 de julio pasado y luego del desconocimiento de su ex candidato presidencial de los resultados y las instituciones. Para colmo, López Obrador reemplazó de facto a Ojeda en su campaña y le dedica "tiempo completo" a Tabasco, como si él fuera el verdadero candidato: a López Obrador, después de las sucesivas derrotas electorales y políticas de los últimos meses, le urge algo que lo legitime y lo está buscando en Tabasco. Paradójicamente, su proselitismo y su discurso le restan votos a Ojeda. La sociedad tabasqueña está cansada de casi dos décadas de enfrentamientos, en muchas ocasiones con la Federación , y no quiere volver a ellos.

Andrés Granier, el candidato priista que está arriba en las encuestas, tiene una buena relación con Manuel Andrade (que a su vez mantuvo una buena relación con el presidente Fox), no fue ni es el candidato de Madrazo, tiene buenas relaciones con muchos perredistas y garantiza una buena relación con la Federación en un estado donde se depende en grado muy alto de la misma. Por eso Granier está arriba en las encuestas y por eso el día en que López Obrador hablaba en Tabasco de desconocer al gobierno ilegítimo, de la resistencia civil, de rechazar las instituciones espurias, Ojeda se apresuraba a decir que si él ganaba las elecciones trabajaría con el Gobierno federal y con Felipe Calderón. La situación no admite mayor margen para los perredistas, ni en Tabasco ni en ningún otro lugar del país. Y si el lopezobradorismo termina identificándose con la APPO , como ya lo está haciendo, su aislamiento será mayor aún, incluso dentro de su partido ya hay tres entidades gobernadas por perredistas amenazadas por las "nuevas APPO" en cada una de ellas.

Si a eso le sumamos que la actitud adoptada por López Obrador y sus seguidores está alejando a muchos legisladores perredistas de alcanzar comisiones importantes (piden Gobernación, Justicia Social, Desarrollo Social, Derechos Humanos y, la estratégica para su partido, la del Distrito Federal, sólo en el Senado y nadie sabe qué obtendrán), entonces se comprenderá por qué, tanto en el Congreso como en los estados perredistas, las posiciones del ex candidato comienzan a perder cada día más peso. Y si el 15 pierde en su campaña personal en Tabasco, las cosas se deteriorarán, para su causa, con mayor rapidez aún.

martes, septiembre 26, 2006

Dos de Tabasco

Ricardo Alemán: “Más que razones estratégicas -como darle un impulso a su movimiento de masas-, el "legítimo" decidió regresar a Tabasco por puro orgullo propio, por pundonor político, para cobrar parte de las facturas pendientes. Lo grita en las plazas y frente a quienes lo vieron nacer al inusitado liderazgo social que aún detenta: "Estoy aquí para que no digan que ni en mi tierra gano"; "para desquitarnos de lo que nos hicieron el 2 de julio"; "para que entiendan que no nos vamos a rendir"; "para que sepan que no odio, pero tampoco olvido". Y si bien el "legítimo" regresó al edén, al paraíso donde dio sus primeras batallas para ver, ahora sí, ganar su causa, lo cierto es que también vive una regresión al útero social del que salió como elegido para causas mayores. Y si los "perversos" del poder político y los "delincuentes" de cuello blanco le quitaron el poder, los suyos no, sus paisanos no le pueden fallar. Más que estratégica, más que política, más que partidista, la victoria que reclama AMLO en Tabasco parece una victoria por humanidad.”

“Según las más recientes encuestas, el candidato del PRD al gobierno de Tabasco, César Raúl Ojeda, se encuentra a 10 o 12 puntos porcentuales -de acuerdo al sondeo de que se trate- por debajo del aspirante del PRI al mismo cargo: Andrés Granier Melo, el alfil del mandatario saliente, Manuel Andrade, quien ya derrotó en dos contiendas previas a Raúl Ojeda. Tampoco se trata de señalar que será imposible que con la ayuda de Obrador, Ojeda pueda remontar esa ventaja, sobre todo si se toma en cuenta que la elección para renovar el Ejecutivo estatal se llevará a cabo el próximo 15 de octubre, y que Obrador ya cumplió su primera semana de proselitismo.”

F. Bartolomé: “MUY PREOCUPADOS andan los perredistas con la elección de gobernador en Tabasco. Y NO SÓLO porque es el terruño de Andrés Manuel López Obrador, sino porque la caída de Raúl Ojeda en las encuestas la ven como consecuencia de sus protestas postelectorales. DE AHÍ QUE le estén echando todo el pejelagarto al asador para tratar de ganar esa elección. POR ESO el otro día estuvo Marcelo Ebrard en Villahermosa, supuestamente para darle consejos a Ojeda, aunque hay quienes dicen que más bien anda operando los apoyos financieros para el tabasqueño. ¿Será?”

lunes, septiembre 25, 2006

Jesús Silva-Herzog Márquez

De comillas

Las comillas son comas que pierden el piso. No son pausas sino advertencias. Rizos que anticipan una mudanza. La palabra cambia de fuente. El autor avisa que cede la palabra a otro. Las comillas son así marcos de respeto, de reverencia, incluso. La cita suele ser una forma de treparse en el pensamiento de otro para fundamentar una idea. Las comillas sirven así para rendir homenaje, para pedir auxilio o, incluso, como una forma presuntuosa de "cultura". Pero las comillas pueden ser usadas también de otro modo, como la seña de ironía que acabo de emplear. La palabra no cambia de autor sino de intención. Las comillas ayudan a cambiar de tono. Lo que en la voz se denota con la modulación cáustica de una palabra, en la escritura adquiere simplemente comillas. Para referirnos a un pillo, decimos el "honestísimo" empresario. Las comillas advierten al lector que el sentido real de la expresión es contrario a su significado literal. Las comillas dejan de ser medallas de la admiración para ser instrumentos de la burla. Colocar comillas a un sustantivo o a un calificativo es desbaratar su significado usando la palabra para ridiculizar sus pretensiones. Las comillas envuelven caricaturas.

México encuentra hoy una oposición cuya estrategia fundamental es armarse de comillas. No es una oposición. Se trata, según ellos, de nuestro "verdadero" "gobierno". Al parecer no se percata del daño que se inflige al colocarse voluntariamente las comillas del escarnio. Un equipo de futbol se declara la "auténtica" Selección mexicana. El entrenador y sus jugadores carecen del reconocimiento de la federación. Sin embargo, aseguran que representan nuestro futbol profundo. El equipo no es invitado a los torneos internacionales, no tiene uniforme, no es reconocido por nadie más que por los propios "seleccionados". Aparece en ocasiones en una cancha jugando solo. Orgullosamente solo. Sus familiares y porristas gritan que ésa es la "verdadera" Selección mexicana; que la que juega en el Mundial es un equipo falso. Las aventuras de la Selección "auténtica" serían divertidas, porque nadie tomaría en serio sus empeños. Desde el momento en que se coloca entre comillas, se descalifica. Ha dejado de ser un equipo digno de ser considerado en sus términos, a ser un grupo de lunáticos: los loquitos que dicen ser la Selección mexicana.

En lugar del digno sitio de la crítica, de una oposición democráticamente constructiva, la oposición lópezobradorista ha optado por conquistar un gobierno entrecomillado. La "conquista" no ha sido particularmente difícil: convocó a sus aliados, les preguntó si querían a su líder como Presidente y los aliados gustosamente gritaron que sí. Una lástima, decía el cartonista Magú, que no se hubiera descubierto este mecanismo antes. En lugar de hacer campaña, de plantear una estrategia y un programa de izquierda, se puede ganar la Presidencia en una kermés tumultuaria. Hoy tenemos, pues, un "gobierno" "legítimo" "de izquierda". Tres entrecomillados de risa. Como lo ha dicho Carlos Fuentes: una auténtica payasada. Lo tenía muy claro el cacique (creo que ya no es aplicable el término caudillo para referirse a López Obrador) desde hace unas semanas. Se burlarán de nosotros, anticipaba. Pues sí, efectivamente es digno de burla el empeño de quien se hace proclamar Presidente en una congregación de incondicionales. ¿Verdad que soy el más hermoso del reino? ¡Sí, Andrés! ¿Verdad que soy el Presidente? ¡Sí, Andrés! ¿Verdad que el otro es un pelele? ¡Sí, Andrés! El Pueblo ha hablado.

El Pueblo es el grupo de mexicanos que corean mi nombre. La democracia es el acto en el que se me aclama, la legitimidad es la confirmación de mis ambiciones. Resulta interesante el entrecomillado de legitimidad. López Obrador se llama Presidente "legítimo". ¿Qué será la legitimidad para este hombre? Su "título" presidencial deriva de una concentración en la que sus seguidores lo proclamaron así. Grotesca manipulación de las palabras. Sobre todo, si se pretende asociar la idea de legitimidad con alguna noción democrática. Si alguna asociación puede tener esta noción es la legitimidad del fascismo italiano. Ésa es la tradición que hace suya López Obrador. La resistencia lópezobradorista tiene, en efecto, coloratura mussoliniana. Es la idea de que la movilización política es la auténtica expresión del pueblo. Quienes acuden a mi llamado para corear mi nombre son el Pueblo. La "democracia" de la aclamación es más auténtica, más profunda, más viva que la aburrida democracia de los procedimientos, las diabólicas instituciones y las rutinas elitistas.

La izquierda guiada por López Obrador no tiene más que asumir la vergüenza de sus comillas. Esa "izquierda" no es una formación moderna que busque la implantación de un programa reformista sino una formación auténticamente reaccionaria que se acoge a la filosofía política del fascismo italiano y las técnicas argumentativas del castrismo. Además de entender la democracia como aclamación, el movimiento lópezobradorista ha decidido abrazar la siniestra práctica del acto de repudio: como discípulo del régimen cubano, las tropas fieles a López Obrador han decidido hostigar cada presentación pública del Presidente electo. Seguirlo en cada rincón del país para insultarlo y boicotear sus actos; lanzarle piedras, escupitajos y huevos. Le haremos la vida imposible, han amenazado abiertamente sus voceros. Si la democracia de López Obrador se reduce a la manipulación asambleística, la crítica se ejerce con el refinamiento analítico del porrismo. Quienes se han atrevido a cuestionar el camino son abucheados como traidores. A eso lleva López Obrador con su gobierno de comillas. Además de ridículo, personifica con nitidez la cosmovisión autoritaria. El futuro está en la renuncia a las comillas, en la aceptación de la realidad.

domingo, septiembre 24, 2006

Yo ya estoy HARTO de AMLO, ¿Y tú?

Muy interesante y documentado es el blog:

Yo ya estoy HARTO de AMLO, ¿Y tú?

El blog de Dany Portales, desde Monterrey, Nuevo León... Vale la pena visitarlo!!!

sábado, septiembre 23, 2006

Pide Fuentes a AMLO dejarse de payasadas

Señaló que la designación como 'Presidente legítimo' de López Obrador y la creación de un 'Gobierno paralelo' perjudica al tabasqueño y al PRD

Mónica Delgado

París, Francia (23 septiembre 2006).- El escritor Carlos Fuentes calificó de error el que Andrés Manuel López Obrador se haya proclamado Presidente legítimo y le sugirió dejar las "payasadas".

"López Obrador tiene todavía la gran oportunidad de encabezar un movimiento popular de izquierda que le haga la oposición al Gobierno de Felipe Calderón, pero con seriedad no con payasadas", señaló el escritor mexicano.

"Para payaso tenemos bastante con Chávez en el hemisferio, no necesitamos otro payaso", agregó Fuentes al término de una conferencia en la Casa de América Latina.

Señaló que la designación como "Presidente legítimo" de López Obrador y la creación de un "Gobierno paralelo" perjudica al tabasqueño y al PRD.

"No le hace bien a López Obrador porque lo descalifica para seguir en un movimiento político tan importante como lo es el de la izquierda. También descalifica a todos los miembros del PRD que fueron electos para la Cámara de Diputados, el Senado, el Gobierno del DF y los gobiernos de los estados", estimó.

El escritor se manifestó también porque el Presidente electo, Felipe Calderón, acepte una agenda que puede que no sea precisamente la suya pero que va a tener que negociar con la oposición, en el Congreso, en los medios, en las distintas instancias del poder.

Explica AMLO su nombramiento

Reitera el perredista que le robaron la elección

Carlos Marí

Tabasco, México (21 septiembre 2006).- El ex candidato presidencial perredista, Andrés Manuel López Obrador, sostuvo este jueves que haber optado por ser sólo líder de la Oposición, y no Presidente legítimo, le significaría aceptar el "fraude" de la elección del 2 de julio.

En su segundo día de gira de apoyo al candidato de la coalición Por el Bien de Todos a la Gubernatura de Tabasco, Raúl Ojeda, el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal remarcó que "hay dos Presidentes".

Confirmó además que mantendrá su activismo con un "gobierno itinerante, "para que aprenda a respetar al pueblo".

"Sencillamente no tenemos nada que hablar con los de la mafia. Y ahí, están incluidos (El Presidente Vicente) Fox, Roberto Hernández, Gastón Azcárraga, Mariano Azuela y Diego Fernández de Cevallos, y el pelele".

López Obrador justificó que de ser sólo líder de la Oposición, sería también reconocer tácitamente a Felipe Calderón como Presidente electo.

En Luis Gil Pérez, el primero de cuatro mítines que encabezó con Ojeda en el Municipio de Centro, exhortó a sus simpatizantes a que si se sienten ofendidos por el "fraude electoral", consigan el triunfo del PRD para que se "desquiten".

"Aquí nos vamos a desquitar. Va a ser un tengan para que aprendan a respetar al pueblo. Con Tabasco no se juega; el pueblo de Tabasco es mucha pieza", arengó a unos 800 correligionarios, a quienes insistió en que Ojeda representa la opción para que se aplique su Plan Alternativo de Nación.

Y en Plátano y Cacao, en una concentración similar, López Obrador recalcó que ser únicamente líder de la Oposición era lo que esperaban sus adversarios.

"Acepté ese cargo en la Convención porque es una manera de protestar. Si yo no acepto ese cargo de Presidente legítimo y me convierto, como muchos querían, sobre todo mis adversarios, en líder de la Oposición, porque lo que querían era: Te conviertes en líder de la Oposición y te aguantas, porque ya te va a tocar.

"¡No! Yo no puedo aceptar el cargo de líder de la Oposición, porque, entre otras cosas, yo gané la elección presidencial y me la están robando, y es una manera de protestar".

Según López Obrador, en la elección presidencial hubo un millón 500 mil sufragios de más o de menos, entre los de su adversario, Felipe Calderón, ahora Presidente electo, y los que fueron emitidos a su favor.

"Ellos (el PAN) introdujeron votos que resultaron falsos, y votos menos, que nos arrancaron a nosotros. Nosotros ganamos por un porcentaje considerable, y por eso decidí aceptar este cargo de Presidente legítimo, y además, es una forma de protestar, para que aprendan a respetar al pueblo", expuso

martes, septiembre 19, 2006

Jorge Fernández Menéndez

Un Mussolini tropicalizado

Hay diferentes maneras de hacer el ridículo, casi todas ellas exploradas con anterioridad, pero la de López Obrador el sábado en el Zócalo capitalino rebasa, con mucho, a la de varios de sus numerosos antecesores en la vida política nacional.

Decíamos la semana pasada que la llamada Convención Nacional Democrática, en principio de cuentas no era ninguna de las tres cosas: no era una convención porque no había delegados representativos: cualquiera que se presentara como delegado, aunque fuera de sí mismo, era inmediatamente registrado y ahí quedaron en la portada de los periódicos los payasos con sus gafetes de delegados; no era nacional, porque en el resto del país, fuera de la Ciudad de México (donde el clientelismo y la manipulación del gobierno local operan ya fuera de toda discreción), la CND y el lopezobradorismo simplemente son una historia lejana e incomprensible; y mucho menos era democrática: en realidad, fue un acto de corte, diseño y concepto fascistoide, donde no se permitió a nadie discutir nada; donde las resoluciones fueron entregadas a los asistentes antes de que comenzara el mitin, en el cual en apenas 28 minutos se aprobó todo lo que propuso López Obrador, incluido el nombramiento de "presidente legítimo" (un paso golpista más que lo acerca, como siempre ocurre con este personaje, al autoritarismo de derecha); incluso los pocos que se atrevieron a intentar votar a mano alzada en contra de esa designación fueron intimidados para que olvidaran esa pretensión; se montó (en forma particularmente cobarde y con pleno respaldo de López Obrador) una campaña de insultos para Cuauhtémoc Cárdenas y cualquier disidente.

López Obrador no recuerda a ningún líder de izquierda conocido, pero sí a viejos y nuevos líderes fascistas o neofascistas. A Michelángelo Bovero, por ejemplo, en el excelente ensayo que publicó hace un par de semanas en Excélsior, su forma de no aceptar la derrota le recuerda a Silvio Berlusconi. Agrega Bovero que "no siempre, aun cuando sea formalmente legítima, una protesta tiene motivaciones y fines aceptables desde un punto de vista democrático. A veces puede representar un peligro para la salud de la democracia... la decisión de una multitud que responde a las preguntas del líder con un sí o un no, que aprueba levantando la mano, no es una decisión democrática. Es más bien equiparable a la aclamación, que constituye (según decía Bobbio) precisamente la antítesis de la democracia... a quien conoce la historia del siglo XX italiano la imagen de una multitud que responde ‘¡¡¡sí!!!’ a la pregunta del líder, evoca terribles recuerdos". En otras palabras: a Bovero la forma de hacer política de López Obrador le recuerda a Mussolini y cuando veíamos el sábado a Elena Poniatowska llamando "líder" a López Obrador y olvidando cualquier sentido crítico con respecto al movimiento del que forma parte, nos recordaba a un Charles Maurras tropicalizado.

El fascismo, dice el maestro de Bovero, Norberto Bobbio, en su Diccionario político, "es una ideología de crisis" y nace como respuesta a "la falta de integración, bajo diversos aspectos, entre muchos individuos y los modelos institucionales constituidos". Cuando nos preguntamos cuál es el sentido de esta movilización post 2 de julio del lopezobradorismo, de las asambleas informativas, los plantones, la CND , la autodesignación como "presidente legítimo", la respuesta que tenemos de algunos dirigentes del movimiento es que, si no realizan esas acciones, desaparecerían de la opinión publicada, lo cual es falso: si López Obrador hubiera aceptado el resultado electoral pero hubiera exigido toda una agenda de reformas políticas y sociales al próximo gobierno, sin duda estaría en los medios, hubiera mantenido o aumentado su popularidad y hubiera contribuido a la consolidación democrática, pero hizo todo lo contrario y ha perdido presencia en los medios y popularidad, al tiempo que se ha colocado como enemigo de las instituciones democráticas. Sin embargo, la respuesta está en el propio Mussolini, convencido de que "la primacía le corresponde a la acción, aun cuando esté equivocada. Lo negativo, el eterno inmóvil, es condenación. Yo estoy de parte del movimiento. Yo soy un marchista". ¿Y las marchas desde Tabasco, las marchas capitalinas, el plantón, no convierten al autoproclamado presidente legítimo también en un marchista, no está dando primacía al movimiento y a la acción por encima de la razón?

El concepto de movimiento es clave para estas formas políticas que en América Latina han tenido exponentes tan destacados como Juan Perón o Getulio Vargas en la posguerra o Hugo Chávez en la actualidad. Por eso el partido del que surge el líder debe disolverse en el movimiento. Por eso el Frente que se integró el sábado tiene como objetivo diluir en él al PRD, porque el partido se convierte en un estorbo para el liderazgo unipersonal: así ocurrió con todos esos movimientos similares, del pasado o del presente. Giran política e ideológicamente sólo en torno al líder, no admiten disidencias ni debates. Perón, Vargas, Chávez, Castro, desaparecieron o se enfrentaron a los grupos o partidos políticos organizados que los llevaron al poder y crearon su propio movimiento, con indefiniciones tan grandes, tan amplias, que permiten cualquier maroma política del líder. Decía Mussolini: "Los prejuicios son mallas de hierro o de oropel. No tenemos el prejuicio republicano ni el monárquico, no tenemos el prejuicio católico, socialista o antisocialista. Somos cuestionadores, activistas, realizadores".

El objetivo primero, por lo tanto, es desaparecer al Partido de la Revolución Democrática y diluirlo en el Frente. ¿Y qué mejor demostración para ello que los acompañantes de López Obrador en el templete del Zócalo el sábado?, ¿cuántos dirigentes de izquierda, del perredismo real, estaban allí avalando su futura liquidación?

Exoneran a Bejarano

La Crónica. “Debido a la falta de sustento en las acusaciones que hizo la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) contra de René Bejarano Martínez, ayer el ex secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, fue declarado inocente del último proceso que tenía en su contra y, en consecuencia, recuperó su libertad absoluta y sus derechos políticos. Así, el perredista al que se le pilló en un video embolsándose fajos de dólares en su saco y mal acomodándolos en una maleta, se encuentra ahora en la posibilidad de ocupar cualquier cargo público. La decisión fue tomada por el juez Jesús Ubando López, quien consideró que ni las imágenes, ni las imputaciones que realizó la PGJDF demuestran que cometió algún ilícito. Es “incomprobable” el delito electoral, indicó el impartidor de justicia al emitir su fallo. Dicha resolución fue tomada alrededor de la media noche del miércoles mientras el empresario Carlos Ahumada, quien le dio ese dinero, se encontraba preso en una celda de máxima seguridad en el Reclusorio Preventivo Norte. El ex operador político de López Obrador fue acusado de utilizar el dinero que le entregó el dueño de grupo Quart para financiar las campañas proselitistas de algunos perredistas durante las elecciones de 2003.”

Joaquín López Dóriga. “Le pagaron a René Bejarano su respaldo a la campaña de Ebrard y AMLO y su participación en los bloqueos: un juez lo exoneró porque —he ahí la trampa— la procuraduría capitalina no aportó “pruebas suficientes”.”

Pepe Grillo. “Metido de tiempo completo en la planeación de nuevos golpes, López Obrador se dio tiempo para poner a salvo a su mejor amigo y servidor. El juez Jesús Ubando declaró inocente y dejó en libertad a René Bejarano. El operador de López estaba libre con fianza, pero sujeto a proceso. El juez falló que la acusación de la PGJDF , por delito electoral, no tiene sustento. Y que no hay otro cargo contra el procesado.
De los dólares que se vio en un video, Bejarano se embolsaba en la oficina de Carlos Ahumada, nadie dijo nada. ¿Dónde quedarían?”

domingo, septiembre 17, 2006

¿Por qué perdió?

Juan E. Pardinas

Si hubiera apostado sobre el resultado de la elección presidencial, hubiera perdido una lana. El candidato del PRD no me despertaba simpatía, pero mi percepción era que AMLO tenía la mayoría de votos en la bolsa. Para bien de México, mis intuiciones estuvieron equivocadas. No estaba solo en mi error. Millones de conciudadanos festejaban o se asustaban ante la inminencia de que el Peje despachara desde Los Pinos. Hoy las predicciones erradas pertenecen a la historia. Felipe Calderón ganó la elección y es Presidente electo. ¿Por qué la victoria del Peje se tornó en un espejismo? ¿Por qué un candidato que estuvo tres años en la cresta de las encuestas acabó en segundo lugar? La izquierda mexicana jamás podrá ganar una elección presidencial si no responde con serenidad a estas preguntas.

Reconocer una derrota implica aceptar las culpas de uno y los aciertos ajenos. La mitología del fraude electoral permite enfrentar el fracaso del 2 de julio, sin pasar por el doloroso proceso de la autocrítica: "Nuestro candidato y su consistencia moral son indestructibles, sólo perdimos porque nos hicieron trampa." La fábula del chanchullo en los comicios tiene una clasificación específica en la ciencia que inventó el doctor Freud. La evasión psicológica es un mecanismo de defensa, donde la mente del paciente suprime ideas y recuerdos dolorosos para almacenarlos en el oscuro del subconsciente. "El fracaso del Peje no se debe a la ausencia del primer debate presidencial, a los insultos contra Vicente Fox o su asociación con un dino-sector del PRI." Todos estos yerros sólo podrán ser reconocidos después de varias horas en el diván. Interpretar el resultado del 2 de julio como un engaño es mucho menos doloroso que asumirlo como un fracaso en la estrategia de campaña.

Otra manera de evadir el lastimoso juicio del espejo es buscarse algún chivo para expiar las propias metidas de pata. En un texto en La Jornada, Elena Poniatowska señala al encapuchado Marcos, a Patricia Mercado y a Cuahutémoc Cárdenas como responsables de la votación insuficiente de AMLO. La escritora da voz al espíritu de linchamiento contra cualquier militante de izquierda que se atreva a disentir del caudillo perredista. La responsabilidad de la derrota no es del emisario de la esperanza, sino de aquellos que no lo apoyaron incondicionalmente.

Existen docenas de teorías, complementarias y excluyentes, para explicar la derrota del Peje. Va a continuación mi explicación favorita. López Obrador perdió la elección porque nunca entendió las consecuencias políticas y sociales de la estabilidad económica. Entre 1970 y 1995, las crisis sexenales eran un hecho de la vida, como el frío en el invierno. Las olas de devaluaciones e inflaciones galopantes encogieron a la clase media y empobrecieron a millones. El gobierno de Fox es el primer periodo sexenal sin crisis económica desde tiempos de Díaz Ordaz. Las ventajas de la estabilidad económica están a la vista. Durante 2005 se vendieron más de 1 millón de coches nuevos en el país y a lo largo del sexenio 3 millones de familias compraron casa propia. Este grupo de mexicanos tiene licencias de conducir, títulos de propiedad y credencial de elector. Por primera vez en 30 años la clase media creció de tamaño.

Estos mexicanos tienen un miedo natural a perder su nuevo estatus. Sus parientes o amigos que apenas están ahorrando para el enganche de su primer coche o su departamento, tienen ilusión de ingresar a esta sociedad de propietarios. El encuestador Daniel Lund sostiene que los miedos y aspiraciones de una emergente clase media determinaron el resultado de la elección. El discurso de AMLO no se ajustó al contexto de una década de estabilidad en las finanzas nacionales. El rayo de arrogancia creyó entender a México entero pero apenas comprendió a una parte. AMLO leyó con claridad la frustración de 14 millones de mexicanos que no han obtenido ni beneficio ni esperanza por el rumbo de la economía, pero esos votos no fueron suficientes. Felipe Calderón se convirtió en una opción que inspiraba mayor seguridad, pero el candidato del PAN no ganó la elección presidencial, el Peje se derrotó solo.

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Fecha de publicación: 17-Sep-2006

AMLO visto por Fuentes y Cárdenas

René Avilés Fabila

¿Harán un Constituyente con taxistas pirata, ex priistas, corruptos como Bejarano y Padierna?
www.reneavilesfabila.com.mx

Carlos Fuentes es la figura más relevante de las letras nacionales y un escritor muy prestigiado en el mundo. Junto con Vargas Llosa, uno de los más serios aspirantes para darnos (a la América hispana) otro premio Nobel. De España llegan declaraciones suyas. Habla de las recientes elecciones que nos tienen metidos en un grave atolladero. Tajante, afirma que no hubo fraude electoral. Explicó que es imposible tener dos experiencias distintas en una sola: la elección de jefe de Gobierno capitalino, senadores y diputados en extremo aseada, mientras que la presidencial estuvo llena de suciedad. ¿A quién creen tomarle el pelo? Contrasta con la actitud de otros mexicanos ilustres, quienes en lugar de contribuir a la reconciliación y al debate de las ideas, algo que permita la edificación de una izquierda inteligente, atizan el fuego, tales son los casos de Elena Poniatowska y Juan Ramón de la Fuente. La primera habla por puro amor, el segundo porque se le fue de las manos Gobernación.

Otras palabras dignas, valerosas, que de nuevo señalan al enorme político que es, provienen de Cuauhtémoc Cárdenas; harto de recibir acusaciones simplistas, escribió un documento en forma de carta a Poniatowska. El texto es brillante y revelador, allí Cárdenas explica sus diferencias con el movimiento de López Obrador, precisa que quienes lo rodean (como lo hemos señalado en estas mismas páginas) son ex priistas del peor estilo, lo cual es mucho decir. Culpables del que sí fue un fraude en 1988, personajes como Camacho, Ebrard, Núñez y Socorro Díaz, ahora son "demócratas y plurales", de "izquierda". La misiva es fundamental para entender lo que está ocurriendo y para tomar un rumbo racional que corresponda a los retos de la globalización neoliberal que padecemos. Ante los insultos y las bajezas, Cárdenas responde con argumentos sólidos. Son cuestiones de fondo, de cómo entender la política, no de envidias, como acusa Elena. Dos mundos con coincidencias y abismales diferencias. La de Cárdenas es la visión de un estadista.

Carlos Fuentes dijo que AMLO podría recuperar lo perdido en el siguiente proceso electoral, siempre y cuando asuma una postura sensata, cosa que no ocurrió. Rodeado como está de tramposos y resentidos, perdió tal oportunidad. Es demasiado tarde: los hechos subsecuentes al 2 de julio son la fosa que albergará el féretro político de AMLO y los suyos. Abandonó la dignidad de la lucha política de altura y se concentró en una pelea callejera del más bajo nivel con resultados adversos: hoy la popularidad de Andrés Manuel (y del PRD) están a la baja. La ciudad capital se ha poblado con arrepentidos de darle su voto y en el resto del país las deserciones aumentan, mientras que la cúpula perredista –Encinas y Ebrard incluidos–, festejan la segunda gran derrota del pobre Fox: la primera fue obstaculizar la lectura de su último Informe Presidencial y ahora impedir que diera el Grito en el Zócalo. Son victorias pírricas: su violencia deja felices a los perredistas duros y pierden más y más simpatizantes. Cárdenas advierte: el camino a la dictadura o el sectarismo pasa por la intolerancia hacia quienes piensan diferente.

Son dueños del Zócalo y qué. No acaban de percatarse de cuán bajo están cayendo. Lo peor no son las deserciones sino el ridículo que están organizando ante el país y la comunidad internacional que han dejado de considerar a López Obrador un personaje con el cual tratar. La Convención, así como le hicieron una campana de Dolores al gusto de López Obrador (que no utilizó), lo designa presidente "legítimo" de México. ¿Alguien lo tomará en cuenta? Por ejemplo, si el PRD desea que el DF se convierta en estado con gobierno propio y autonomía plena, deberá negociar con los poderes. Anticipemos a Ebrard tratando no con Calderón ni con instituciones como las cámaras, sino con la "Convención" y con el "presidente" López, quien lo recibirá en su tienda de campaña en el Zócalo, llamada, a semejanza de Los Pinos, Macuspana, para tratar la modificación política. Hasta ese sitio llegarán los diplomáticos extranjeros a presentar sus cartas-credenciales. Es obvio, el entorno tendrá que ser dignificado por Ebrard: quitar ambulantes y alejar letrinas.

López Obrador quiere ser, además, un mandatario itinerante, al modo de Juárez. Olvida que Juárez llevaba la dignidad de la República ante una intervención militar europea a gran escala. Cuánta razón tenía Marx al decir que la historia se repite: la primera vez es tragedia, la segunda farsa. Tenemos una Convención "democrática" y "revolucionaria" y un presidente "legal" e itinerante. Lograron que Fox corriera a Dolores. ¿Conseguirán hacerle creer a los mexicanos que sus actos demenciales tienen sentido? ¿Borrarán las instituciones para crear nuevas? Por último, ¿harán un Constituyente con taxistas pirata, ex priistas, corruptos como Bejarano, Ímaz y Padierna, ambulantes y más de un intelectual despistado?

La hora de Cárdenas

Andrés Pascoe Rippey
17 de Septiembre de 2006 Hora de publicación: 01:38
Una de las grandes incógnitas de todo este proceso electoral —desde su inicio hasta ahora— ha sido el camino que habría de seguir Cuauhtémoc Cárdenas. El hombre, el mito, el líder histórico ha estado cubierto de un halo de misterio durante los últimos meses. Primero, cuando se esperaba que buscara la candidatura del PRD; después, cuando se esperaba que apoyara —o rechazara— la candidatura de AMLO; posteriormente, cuando se buscaba su postura frente al “asqueroso fraude electoral” que los seguidores de López Obrador han manufacturado; y finalmente, ante la Convención Nacional Democrática. Ahora, con una carta a la escritora Elena Poniatowska, Cárdenas ha definido con inusitada claridad sus posturas.

Sé bien que en este país criticar a Poniatowska es peor que meterse con la virgencita y le gana a uno la excomunión intelectual, pero hay que decir que sus declaraciones sobre la “envidia” de Cárdenas, Patricia Mercado y al Subcomandante Marcos no sólo fueron débiles sino directamente trágicas.

Son parte de la tragedia de los seguidores de AMLO, aquella tragedia que radica en la absoluta convicción de que su líder no ha cometido ningún error jamás y que su derrota se debe íntegramente a causas externas. Ya sea el fraude, la “campaña de miedo” o la envidia, está claro para Elena que todo es responsabilidad de aquella conspiración externa y malvadísima. La declaración de Elena es trágica porque mete a Mercado en el saco de la envidia y, como les gusta hoy a los perredistas, le quita el derecho de representar una opción distinta, una opción que apoyaron más de un millón de ciudadanos.

Pero volvamos a CCS. La carta de Cárdenas es, por decirlo de alguna manera, muy “Cárdenas”. Pausada, reflexiva, moderada, prudente, franca pero gentil, etc.

Poco —o nada— se tardaron los Amloítas en salir a golpetear al otrora líder indiscutible del PRD, furiosos con la denuncia. Lo acusan de traidor, de vendido a Fox, de “maestro de ceremonias de la oligarquía” y demás. En esencia, lo están queriendo correr del partido, cuando en los hechos AMLO ya lo había desterrado.

Desde pocos días después de la elección, cartonistas y editorialistas de la Jornada ya marcaban dos grandes responsables de la victoria de Felipe Calderón: CCS y Elba Ester Gordillo.

No estoy muy seguro de que el apoyo de Cárdenas a AMLO le hubiera dado da victoria (eso, como miles de factores más, son inmedibles), pero sí creo que la ausencia del ex caudillo dejó una sensación sospechosa en algunos izquierdistas. ¿Por qué Cárdenas no era más entusiasta con respecto a la campaña de AMLO? ¿Fue por envidia, como dice ahora Elena? ¿O era algo más profundo?

Es interesante observar que, conforme AMLO se colocaba como posible ganador, muchos sectores que antes criticaban a CCS empezaron a verlo con agrado o con mayor simpatía. Al mismo tiempo, muchos perredistas empezaron a verlo mal. Esto generó la sensación en algunos de que, en efecto, Cárdenas era un vendido al sistema. Una especie de “topo” al interior de la izquierda, cuyo objetivo era mantenerla existente pero perdedora.

Sobra decir, esa teoría (además de falsa) es totalmente imbécil.

La verdad es que Cárdenas, que tanto asustaba a algunos sectores conservadores, pronto apareció no sólo como un izquierdista moderado, sino sumamente responsable, en contraste con AMLO.

El gobierno de Cárdenas en el DF, tan vilipundeado por la prensa (yo diría, mucho más que AMLO ahora), fue un buen gobierno. Fue un gobierno que no quiso correr pero que sí caminó. Tuvo una política social responsable, buscó auténticamente combatir la corrupción y mejorar la seguridad. No fue de espectáculos, fue de construcción profunda. Su gran fracaso, hay que decirlo, fue comunicacional. No logró “vender” sus logros, ni imponer la imagen que le hacía falta.

Hoy en día una de las cosas que se le han echado mucho en cara a CCS es que “negoció” en 1988. No sé si haya negociado algo o no, pero aquellos que dicen que se acobardó y que debió haber aprovechado la euforia del momento para tomar el Palacio de Gobierno por la fuerza son unos tarados. Cárdenas tuvo la entereza y la visión de comprender que no tiene caso llevar a tus seguidores a la muerte; supo que no quería gobernar un país incendiado. Se dio cuenta que no le convenía a nadie —ni a sí mismo— convertir su movimiento en una turba furiosa. No. Lo que se necesitaba era un partido que pudiera conquistar el poder. Y, en esencia, lo logró. Hace poco, el PRD se quedó a medio punto de ganar. Eso no habría pasado sin un Cárdenas responsable. Porque la extrema prudencia de la policía en 2006 no habría existido, ni por asomo, en ‘88. Habría sido una masacre.

Yo diría que el gran error de CCS no fue en 1988, sino haber permitido que el PRD fuera un partido tan caudillista y tan poco institucional. Un partido tan fácilmente permeable a la corrupción. Aunque tampoco sé si él lo podría haber impedido.

Sí, Cárdenas quería ser presidente. El. Supongo que sí, prefería ser presidente a que lo fuera AMLO. Pero AMLO también quiere ser presidente (así sea un presidente patito) y nadie le cuestiona ese deseo. Eso no lo hace ni envidioso ni turbio.

La verdad es que la carta que le envió a Poniatowska podría dejarlo fuera del PRD, pero demuestra que Cárdenas sigue siendo un hombre fundamentalmente íntegro y honesto. Cárdenas sigue siendo el tipo de líder que la izquierda necesita, para salir del marasmo del “profeta”. Cárdenas sigue siendo Cárdenas. Y su hora no ha pasado. Quizá ahora comienza.

apascoe@cronica.com.mx

Imaz hizo que la CND de López se saliera del guión

La actuación de los delegados que ayer participaron en la Convención Nacional Democrática (CND) hubiera obedecido perfectamente al guión escrito por el más recalcitrante perredista… si no fuera porque en el punto donde se nombraba a los integrantes de mantener la Resistencia Civil incluyeron el nombre de Carlos Imaz… “¡Imaz, no!”, “¡Imaz, no!”, “¡Imaz, no!”, fue el coro de furiosos perredistas.

El orador trataba de controlar a la gente que insistía en abuchear a Imaz, esposo de la cercana colaboradora de Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheimbaum. Pero el grito silenciaba cualquier intento de explicación… “¡Compañeros!”, gritaba casi en una súplica el sudoroso orador, quien justificaba que “algunos nombres podrían cambiar”.

“¡Ni madres, no queremos al señor de las bolsas! —y es que Imaz, el 9 de marzo de 2004, cuando era delegado en Tlalpan, recibió 500 mil pesos del empresario Carlos Ahumada, actualmente preso— “esas lacras chingan al partido”, fue el corillo que duró al menos 15 minutos.

A la CND no asistieron los delegados que hasta el viernes aseguraba López Obrador estaban registrados: casi un millón. Según cifras de los reporteros radiales los reunidos eran entre 100 y 150 mil… La policía no opinaba “porque ese es cuento de los organizadores, nosotros no podemos dar cifras”, dijo el oficial Cesar Segura, encargado de custodiar la calle 5 de Febrero por donde se observaba buena participación de “delegados”.

Luego de 42 minutos de lluvia comenzó la Convención: exactamente a las cinco de la tarde con cuatro minutos. Entonces los simpatizantes del tabasqueño —desde ayer nombrado presidente legítimo— se resguardaban bajo los arcos de los edificios del Gobierno del Distrito Federal. López Obrador sonreía y saludaba a la gente, sin embargo fue advertido de que si no bajaba del templete podría ocasionarse un accidente debido a que no era posible conectar la totalidad de las bocinas.Así que todo mundo se bajó. López Obrador llegó vestido como todo aquel que recibirá un nombramiento —traje negro y corbata dorada.

VOTACIONES. Las mesas de votaciones estaban dispuestas para aprobar las propuestas, pero de todos modos no era un requisito indispensable el traer gafete o no. Cuando había alguna propuesta se le preguntaba a los convencionistas si aceptaban y… hasta los vendedores de aguas frescas levantaban la mano y hacían mayoría.

López Obrador, desde el templete sonreía con picardía y en ocasiones parecía que soltaría la carcajada, pero se aguantó y optó por darle lugar a la democracia reunida en el Zócalo.

Así, en poco menos de tres horas de convención López Obrador fue declarado “Presidente Legítimo” y pese a que la mayoría de los asistentes votó en contra de que tome posesión el 20 de noviembre el orador decidió que así será, no el primero de diciembre como quería la gente.

Todo fue docilidad. Y la gente estuvo dispuesta a avalar el trámite a lo anunciado desde hace tiempo por López Obrador: darle vida a la imagen presidencial que perdió en las urnas y que revivió con su convicción del fraude.

sábado, septiembre 16, 2006

Convencionitis

El mundo se arregla con convenciones.

Desde la ONU hasta los más insólitos grupos celebran las propias; aquí, algunos ejemplos que ahora se desarrollan:

Convención Mexicana de Arte en Globos.
Convención de Aeróbic, Fitness y Actividades Acuáticas.
Convención Mundial del Chile.
Convención Conjunta sobre Gestión de Combustibles Gastados.
II Convención de Adiestradores de Perros Policía.

En México, este formato de reunión tiene carácter solemne porque se ha usado para definir la forma de gobierno. Se realiza con:

Una comisión de organización.
Una presidencia.
Los acuerdos se toman en una reunión plenaria con todos los participantes.
Previamente, los asistentes se dividen en mesas de trabajo con debates.
Las conclusiones se vierten en documentos finales.
Las mesas tienen, a su vez, un equipo de trabajo que consta de presidente, secretario y relator.

Para la ONU, por ejemplo, del formato de la Convención emanan las instrucciones más importantes en los temas que se abordan, como medio ambiente y derechos humanos.

El Congreso, en cambio, es una reunión de intercambio profesional o académico que aborda un solo tema.

La asamblea es la reunión de un cuerpo político.

Carta enviada por Cuauhtémoc Cárdenas a Elena Poniatowska

Elena:

En la edición del diario La Jornada (página 8) del 10 de septiembre aparece una nota encabezada “Marcos y Cárdenas no apoyaron a AMLO por envidia”, en la cual se te atribuye, entrecomillada, la siguiente expresión: “Si estos tres personajes [en el texto de la nota se agrega a Patricia Mercado] se hubieran sumado, si no se hubieran echado para atrás, no habría la menor duda del triunfo de López Obrador, pero no lo hicieron por envidia”.

No me corresponde hablar de las razones de Patricia Mercado ni del subcomandante Marcos para haber adoptado las posiciones que adoptaron frente al proceso electoral reciente, pero puedo asegurarte que no fue la envidia lo que los motivó a actuar como lo hicieron, sino que, entre otras cosas, sólo ejercieron su derecho a pensar diferente.

En lo que a mí respecta, tu talento y trayectoria me obligan a darte una respuesta, obligadamente larga, de porqué no participé en la campaña de la coalición Por el Bien de Todos ni participo en la Convención Nacional Democrática, que empieza por decirte que la envidia no ha tenido lugar hasta ahora en mi conducta, ni pública ni privada, y que nunca me he echado para atrás frente a los compromisos que he asumido a lo largo de una ya larga vida.

Con Andrés Manuel he compartido por años propósitos y episodios importantes de la lucha por la democracia en nuestro país. Nunca exigimos incondicionalidad ni subordinación en nuestra relación. El trato en los muchos encuentros de los dos, puedo decirte, ha sido cordial y respetuoso.

Mis desacuerdos o desencuentros con él no son de carácter personal. Las diferencias que existen entre ambos son relativas a las formas de hacer y entender la política y sobre algunos aspectos programáticos, acentuadas, ciertamente, cuando se trata como hoy de los destinos del país y a partir de que se iniciara el proceso que debía conducir a la pasada elección del 2 de julio y respecto al cual ambos definimos con anticipación y públicamente nuestras posiciones frente al país y a la ciudadanía, él a través de sus “20 puntos”, sus “50 puntos” y del libro Un proyecto alternativo de nación, yo mediante la publicación de Un México para todos, de autoría colectiva. Aun con esas diferencias, mi voto fue por todos los candidatos de la Coalición, como en su momento lo hice público.

Una de las discrepancias que resaltaría de esas publicaciones es con relación al juicio que hace, sin mencionar nombres, de la digna y firme defensa del principio de no intervención y de la paz que hizo Adolfo Aguilar Zinser como miembro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Al respecto, Andrés Manuel escribió: “Después del triunfo de Vicente Fox, nuestra política exterior se ha conducido con desmesura. El resultado más notorio ha sido la afanosa intervención en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que en la práctica sólo vino a complicar aún más nuestra situación internacional”, lo que me lleva necesariamente a preguntar si la política exterior de México debe plegarse incondicionalmente a la de Estados Unidos con el fin de no complicarse y olvidarse entonces de la defensa de los principios, de tomar decisiones soberanas en función de los intereses del país y de la dignidad misma de la nación, que gobierno y ciudadanos estamos obligados a respetar y a hacer valer.

Se dice también en ese proyecto: “Los sueños de ver a México como gran protagonista en el concierto de las naciones son sólo eso: espejismos protagónicos para alimentar ambiciones personales que nada tienen que ver con el país real”, lo que me lleva a pensar que se quieren desconocer los logros de la política exterior mexicana como, entre otros, la aprobación por amplísima mayoría de la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, el reconocimiento del derecho de los Estados a su mar patrimonial o la participación en el Grupo Contadora para lograr la pacificación de Centroamérica, que implicaron el despliegue de una gran actividad —y si se quiere llamar protagonismo— de la diplomacia mexicana.

Encuentro como una grave omisión de un candidato presidencial no tomar posiciones claras y públicas respecto a cuestiones importantes, tanto del momento como con consecuencias hacia adelante.

Puedo citarte los casos siguientes respecto a los cuales Andrés Manuel no se pronuncia todavía y que quienes consideramos prioritaria la lucha por el rescate y ejercicio pleno de la soberanía y por la cabal vigencia de un Estado de Derecho estimamos fundamentales: no ha habido una toma de posición en relación a los contratos de servicios múltiples de Petróleos Mexicanos; tampoco respecto a la ilegal prisión y la extradición hace unas cuantas semanas de seis ciudadanos vascos.

Sobre la iniciativa Sensenbrenner, que de llevarse a la práctica vulnerará los derechos de miles o millones de mexicanos en exilio forzado en Estados Unidos; la mayor y excesiva militarización de la frontera común del lado norteamericano, que constituye, sin lugar a dudas, un acto inamistoso hacia México; la iniciativa del Área de libre comercio de las Américas del presidente Bush y la propuesta alternativa de promover un acuerdo continental de desarrollo.

La iniciativa de ley de sociedades de convivencia, bloqueada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en los primeros tiempos de su gestión; la falta de tacto y de oficio diplomático en las relaciones del gobierno mexicano con los gobiernos y Jefes de Estado de Cuba, Venezuela, Argentina y Bolivia.

Reconocerás que en el círculo de colaboradores cercanos de Andrés Manuel se encuentran algunos de los que instrumentaron el fraude electoral y la imposición en 1988 desde el gobierno, el Partido Revolucionario Institucional, la Cámara de Diputados y la Comisión Federal Electoral, que impuso la banda presidencial a Carlos Salinas el 1 de diciembre de 1988.

Además, el que instrumentó la privatización del Canal 13 de la televisión; el que ha declarado que el proyecto económico de Andrés Manuel es el mismo que el de Carlos Salinas; el que pretendió promover la reelección de éste. Pero a ninguno, que se sepa, ha pedido Andrés Manuel explicación sobre su cambio de piel política y ninguno la ha dado públicamente.

Este mismo grupo es el que ahora, con algunas adiciones, acompaña a Andrés Manuel en sus nuevos proyectos y el de quienes podría pensarse que formarían parte de su gobierno, que no sería por sus antecedentes y falta de deslindes, un gobierno identificado con los principios y las luchas del PRD y de manera más amplia con aquellos de la izquierda mexicana.

Sólo para argumentar sobre uno de los casos: de seguirse la política económica del salinato, se proseguiría con la enajenación del patrimonio estratégico de la nación y con el desmantelamiento de la planta productiva, se pondría en práctica una política entreguista en lo económico y de subordinación en lo político, se profundizaría el desastre productivo y social del campo mexicano, se mantendría acrecentado el flujo migratorio masivo hacia Estados Unidos y se haría cada vez más agudo el proceso de concentración de la riqueza en pocas manos.

Por otra parte, no se podrá decir que no manifesté oportuna y públicamente mi desacuerdo con la postulación por parte de la coalición Por el Bien de Todos, de la que el Partido de la Revolución Democrática fue el eje, de candidatos con posiciones públicas contrarias a los principios del PRD, que nunca se deslindaron de sus pasados políticos ni han explicado las razones de su traslado al PRD o cómo concilian un pasado antagónico con los principios del PRD al haber aceptado una candidatura de éste, que no los representa por sus trayectorias y posiciones políticas públicas.

Ahí están, como muestra, algunos que fueron candidatos y otros que ya son legisladores en funciones. En este caso, voces como la mía y las de muchos otros que sólo demandaban congruencia, fueron simplemente ignoradas.

•••

En los últimos días de mayo hice público un documento a través del diario La Jornada denominado “Viendo hacia adelante: un camino democrático y progresista para México”, en el cual planteaba algunas cuestiones que me parece fundamental que se lleven a la práctica en el próximo sexenio, que pudieran ser consideradas por los candidatos entonces en campaña.

No merecieron la mínima observación, ni en sentido negativo ni en positivo, por parte del candidato de la coalición y la misma actitud de ignorar críticas, discrepancias e incluso planteamientos coincidentes con su línea política recibieron muchos de aquellos que por largo tiempo han militado en el campo progresista.

Digo en ese documento —y te lo reitero ahora— que al no haberse dado relevancia a la presentación y discusión de propuestas y compromisos por parte de los candidatos a lo largo de los meses de campaña, se hace necesario insistir en pensar y discutir el país que queremos, por encima de todo y antes que nada, así como en cambiar radicalmente la forma de hacer política, subordinándola a un proyecto de país y no a la simple ambición de poder o a la toma coyuntural de decisiones.

Entre las cuestiones básicas que no se discutieron en el ir y venir de las campañas estuvo la continuidad de la reforma electoral, que después del 2 de julio y ante los serios cuestionamientos que se han venido haciendo a la calidad del proceso electoral se ve aún más urgente, ya que a pesar de los muchos cambios que ha sufrido la legislación correspondiente, continúa inconclusa.

La gente reclama reducir y transparentar los gastos de las campañas; reclama que se llame a las cosas por su nombre, empezando porque las supuestas precampañas se reconozcan como campañas en la ley y en los cómputos de gastos y tiempos electorales; reclama abrir la posibilidad de candidaturas ciudadanas que no tengan que pasar necesariamente por la aprobación y gestión de los partidos políticos.

Además, facilitar el registro de nuevos partidos políticos, sin que el registro represente acceso automático a la asignación de dineros públicos; restituir en la ley la figura de las candidaturas comunes; reunir en no más de dos momentos dentro de un sexenio, los procesos electorales federales, estatales y municipales; y establecer las dos vueltas en las elecciones, tanto presidenciales como legislativas.

En materia de reforma electoral, la medida más efectiva, aquella donde se encuentra la principal respuesta a las exigencias populares, la reforma más de fondo es hacer equitativos los tiempos en los que partidos y candidatos tengan acceso a los medios electrónicos de comunicación, así como acotar los periodos en los que pueda hacerse propaganda dirigida al público, prohibiéndose a partidos, candidatos y particulares comprar tiempos en los medios electrónicos —televisión y radio comerciales— y que éstos sean asignados por la autoridad electoral de manera equitativa.

Lo anterior para que no sea el gasto mayor o menor en la compra de tiempos lo que determine la mayor o menor presencia de las alternativas electorales que se ofrezcan a la ciudadanía al través de esos medios. Así se tendrían campañas equitativas y se lograría una reducción sustancial de los tiempos y las erogaciones públicas —y en su caso privadas— en las campañas electorales.

Por otro lado, y también en relación con la cuestión electoral, debe legislarse para prohibir que en la publicidad que se hacen las dependencias oficiales al través de los medios de información —televisión, radio, prensa escrita— aparezcan imágenes y nombres de funcionarios, que si bien pudieron haber participado en la promoción o ejecución de algún programa o proyecto público, no hicieron sino cumplir con su obligación y en su caso, con un mandato ciudadano, pues fue irritante y ofensivo en las precampañas, como creo te consta, ver cómo candidatos o precandidatos de los tres partidos de mayor presencia nacional, despilfarraron a lo largo del sexenio y hasta que dejaron sus cargos, dineros públicos para su personal promoción político-electoral.

Es necesario comprometerse con reformar la reciente y vergonzosamente aprobada Ley de Radio y Televisión, recuperando para el Ejecutivo la capacidad de normar la operación de los medios de información electrónicos con sentido de servicio público y de equidad, abriendo las posibilidades, a partir de los avances tecnológicos en la materia, de otorgar nuevas concesiones a instituciones de educación superior, gobiernos estatales y municipales, organizaciones culturales y comunitarias y sociedades comerciales sin vínculos con los medios ya en operación.

Es ya oportuno también convocar a la revisión, con sentido y procedimientos democráticos, de las bases y los términos de nuestro pacto federal.

De esa revisión habrá de surgir la nueva Constitución que contenga la estructura y competencias de la Federación, los estados, los municipios y de los tres poderes de la Unión, que considere los derechos ya ganados por los mexicanos, sus nuevos derechos y los procedimientos para que el ciudadano o las colectividades hagan exigible su ejercicio frente al Estado.

Una que esté concebida visualizando la presencia de nuestro país en el mundo globalizado, que establezca los cauces para el tránsito de una democracia representativa plena, aún por alcanzarse, a una democracia de amplia participación social, así como los mecanismos de consulta ciudadana, iniciativa popular y de revocación de los mandatos, entre otras cuestiones.

Lo que hasta aquí te he expuesto son algunas de las razones que a mi juicio determinaron el número de votos que obtuvo Andrés Manuel el 2 de julio. Por estas mismas razones no creo, contra lo que tú has declarado, que mi ausencia de los actos públicos de la campaña haya provocado una dramática disminución de las preferencias electorales a favor de la coalición. Seguir argumentando más sobre estas cuestiones, sería entrar a un terreno estéril de especulaciones.

•••

Yendo a otros temas, me preocupa profundamente la intolerancia y satanización, la actitud dogmática que priva en el entorno de Andrés Manuel para quienes no aceptamos incondicionalmente sus propuestas y cuestionamos sus puntos de vista y sus decisiones, pues con ello se contradicen principios fundamentales de la democracia, como son el respeto a las opiniones de los demás y la disposición al diálogo.

Me preocupa, asimismo, que esas actitudes se estén dando dentro del PRD y en sus cuadros dirigentes, pues se inhibe el análisis y la discusión de ideas, propuestas y alternativas entre compañeros, más allá de que esa cerrazón se extiende también a lo que pueda llegar de afuera del partido; que la conducción política y las decisiones tomadas después del 2 de julio, como el bloqueo de Madero, Juárez y el Paseo de la Reforma —excluyo la ocupación de la plancha del Zócalo— se estén traduciendo en pérdidas y desgaste del movimiento democrático en lo general y del PRD en lo particular.

Me preocupan los cambios contradictorios de línea política: a un medio de información norteamericano Andrés Manuel le declaró no ser de izquierda, cuando había declarado serlo a lo largo de precampaña y campaña. Por otro lado, el 10 de agosto pasado se publicó en La Jornada una entrevista que hiciste a Andrés Manuel en la que preguntaste: “Si llegaras a la Presidencia, ¿tendrías que moderarte?”.

A lo que respondió: “Si, la institución te lo exige, yo lo haría. Es más, durante la campaña y hasta ahora no he dicho cosas que pienso sobre mi país, porque me he autolimitado, porque mi rol es hasta ahora uno.Una vez que se resuelva este asunto [el conflicto poselectoral], ya veremos. Pero muchas cosas me las guardé porque uno tiene que actuar de una manera cuando es candidato y, desde luego, actuar de otra manera cuando se es Presidente, y de otra manera como dirigente de resistencia social. Pero en cualquier circunstancia uno tiene que mantener sus principios. Es nada más un asunto de matices, de moderación”.

¿Por qué entonces guardarse de fijar posiciones y hacer propuestas, cuando era precisamente en su calidad de candidato a la Presidencia cuando se tenían que hacer definiciones que atrajeran con lealtad y orientaran con rectitud el voto de la ciudadanía? ¿No es principio básico de un comportamiento leal y democrático actuar con transparencia y hablar con la verdad? ¿Cómo lo explicas tú?

En reciente documento suscrito por Andrés Manuel se plantea que la convención que él ha convocado para celebrarse el 16 de septiembre “decida si el órgano de gobierno y quien lo represente, se instale y tome posesión formalmente el 20 de noviembre o el primero de diciembre de 2006”.

Aquí me surge la siguiente pregunta: si se considera que el gobierno actual ha quebrantado ya el orden constitucional ¿para qué esperar al 20 de noviembre o al 1 de diciembre, por qué no empezar por desconocer a la administración en funciones, como sucedió cuando el movimiento constitucionalista encabezado por el Primer Jefe Venustiano Carranza desconoció al gobierno usurpador de Huerta, a los poderes Legislativo y Judicial y a los gobiernos estatales que no acataran el Plan de Guadalupe?

No pienso que así deba procederse. Hacerlo sería un craso error, de altísimo costo para el PRD y para el movimiento democrático en su conjunto. Por el contrario, estoy de acuerdo con la sensatez y sabiduría de Luis Villoro, que en un artículo reciente dice que la discusión de un proyecto nuevo de nación requiere de tiempo para su debate y no puede aprobarse en un acto declaratorio en el Zócalo, al calor de un discurso, pues haría falta por lo menos la consulta y la anuencia de delegados de toda la República.

Es decir, agrego yo, de un amplio proceso de análisis y discusión, que en función de un proyecto de nación construido colectivamente en la pluralidad y mediante procedimientos democráticos, desemboque en la elaboración de una nueva norma constitucional.

Villoro expresa también que “muchos no podemos estar de acuerdo con nombrar un nuevo presidente en rebeldía. Esto rompería, aunque sólo fuera simbólicamente, el orden constitucional. Para sostener una amplia y permanente oposición lo que menos necesitamos son actos provocadores. Lo que sí es necesario, pienso yo con muchos conciudadanos, es caminar hacia la paulatina realización de un nuevo proyecto de nación para el porvenir cercano… Un proyecto de oposición podría seguir ciertas ideas regulativas: una nueva ley electoral; una nueva legislación sobre los derechos de los pueblos indígenas; resistencia contra la privatización de los recursos naturales; lucha contra la corrupción; ampliación de la educación en todos sus niveles; lucha para disminuir radicalmente la desigualdades económicas y sociales. Una izquierda nueva podría aglutinarse, sin perder diferencias, en las líneas de un proyecto semejante”.

Como ves, con esta larga carta lo que hago es defender el derecho a disentir, a pensar diferente, a pensar que cuando se ha impedido ha conducido a dictaduras, opresión, represión, sectarismos e intolerancia, que estoy cierto, ni tú ni yo queremos ver en nuestro país.

Muy atentamente

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano

Causaron derrota del PRD los errores de López y Cota

Alejandro Páez Morales

15 de Septiembre de 2006 Hora de publicación: 02:31

A unas horas de la Convención Nacional Democrática, algunas corrientes internas del PRD se alistan para que el sábado no sólo se elija a Andrés Manuel López Obrador como “Presidente de México” alterno, sino también para que el sol azteca reconozca la responsabilidad del tabasqueño y del dirigente Leonel Cota en el proceso electoral en el que incurrieron en por lo menos seis errores garrafales que a la postre significaron la derrota.

1. Desplazamiento del PRD, por parte de las “redes ciudadanas".
2. Incapacidad y sectarismo de la coalición Por el Bien de Todos y su abanderado para asumir compromisos con otros sectores de la izquierda social mexicana, identificados con el “cardenismo”, el “zapatismo” y otros grupos organizados en torno a la “otra campaña”.
3. Promoción de candidatos a cargos de elección popular con antecedentes ajenos o contrarios a la lucha social y popular”.
4. Una aparente intención de López Obrador y su círculo cercano de “correrse al centro”, con lo que se negaban como gente de izquierda.

Son cuatro de los errores que señala en un documento —que llevará a la discusión este viernes previo a la CND— la Red de Izquierda Democrática (Redir), que encabezan Pablo Franco y Camilo Valenzuela, cuya copia está en poder de Crónica.

La llamada Redir establece en el documento que presentará este viernes en el Consejo Nacional del sol azteca que sólo reconociendo el PRD los errores en que incurrió durante el proceso electoral del 2006 “podrá avanzar con claridad y firmeza, en las líneas de acción que requieren el movimiento (de resistencia), el partido y nuestro propio referente”.

El documento agrega que otro de los errores “más significativos” fueron:

La negligencia y deficiencias en el montaje y supervisión de la estructura electoral y en la promoción del voto que estuvo a cargo de las redes ciudadanas”.

Eso sin contar la ausencia de compromisos oportunos, claros y puntuales con sectores sociales que deben ser considerados nuestros aliados naturales, como son: trabajadores, cooperativistas, campesinos, indígenas y grupos vulnerables de la sociedad (personas con capacidades diferentes, enfermas, que trabajan o viven en la calle, de diversidad sexual, derechos reproductivos y de género).

Finalmente -añade- otro error fue “el ambiente de triunfalismo previo a la elección, causante de pérdida de objetividad y oportunidad para manejar la situación y dar una respuesta organizada y contundente a las acciones ilegales de los adversarios”.

Sin embargo el documento hace énfasis en “la incapacidad del Comité Ejecutivo Nacional que encabeza Leonel Cota Montaño para asumir su papel dirigente” y en la responsabilidad de los grupos de poder al interior del partido, las “redes ciudadanas” y el propio candidato.

Despeñadero

Jaime Sánchez Susarrey

La crónica de El Universal no tiene pierde: el 1o. de septiembre, antes del VI Informe, AMLO se encuentra reunido con su Estado Mayor. Ahí están Jesús Ortega, Manuel Camacho Solís, Ricardo Monreal, Leonel Cota, Horacio Duarte y, por supuesto, Marcelo Ebrard. López Obrador está decidido a encabezar una marcha que partiría del Zócalo, donde se encuentran reunidas unas 35 mil personas, al Palacio Legislativo de San Lázaro.

Sorpresivamente, contra todo su estilo, el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos decide consultar a sus 15 más cercanos. Es más, no sólo los consulta sino que somete a votación la decisión que está a punto de tomar. La pequeña asamblea se divide: Manuel Camacho, Porfirio Muñoz Ledo, Marcelo Ebrard y Jesús Ortega se oponen. Leonel Cota y Fernández Noroña, entre otros, están incondicionalmente con el Jefe.

AMLO procede entonces a la consulta: "Voy a preguntar a ustedes: ¿Vamos allá o nos quedamos aquí? A ver, que levanten la mano los que quieren ir. Bájenla. Que levanten la mano los que prefieren quedarse aquí". El resultado de la votación es muy apretado: ocho en contra y siete a favor. López Obrador realiza el conteo de nuevo, mano por mano, y concluye: "Esa es la decisión, es la decisión correcta. Eso es lo que vamos a hacer" (El Universal online, 8/sep/06).

La imagen vale más que mil palabras. El líder se está resquebrajando. López Obrador consultaba poco y oía menos. Se guiaba por su instinto y era inflexible. No aceptaba que sus decisiones se discutieran. Era parte de su estilo de hacer política. La autoridad y el carisma que ejercía sobre sus seguidores derivaban, en buena medida, de esa seguridad. Andrés Manuel nunca se equivoca, murmuraban todos en voz baja. O para decirlo en palabras del propio López: soy indestructible e invencible.

Y así parecía ser. AMLO ha ido a contracorriente toda su vida. Su biografía es la de un navegante solitario. Nunca había tratado como pares a sus colaboradores más cercanos. La forma en que trazó las estrategias de campaña lo confirman. El desconocimiento de las encuestas, los 10 puntos que proclamaba tener por encima de Calderón y los 500 mil votos la noche del 2 de julio son un ejemplo fehaciente de ese estilo. No consultaba ni escuchaba a nadie. Él decidía por instinto y por impulso.

¿Por qué entonces el cambio y, sobre todo, qué significa? La derrota, se dice y se repite, no es buena consejera. Andrés Manuel no estaba ni está preparado psíquicamente para lo que le ocurrió. Su primera reacción fue negar la realidad e invocar el fraude y el complot. No había en ello ninguna sorpresa y al principio todo parecía ir sobre ruedas. Es más, el Mesías de Macuspana se sintió de nuevo como pez en el agua. Las movilizaciones y las protestas deberían culminar con una decisión favorable del Tribunal o en una larga marcha para rescatar la República.

El problema está en que todo se ha complicado. La vía legal quedó atrás. Ya hay Presidente electo y el entorno nacional e internacional le es completamente adverso. Pero además, la convocatoria de la Convención Nacional Democrática se está convirtiendo en una aventura muy costosa y riesgosa. Porque, en el fondo y en la superficie, el desconocimiento de todas las instituciones y la referencia al artículo 39 de la Constitución constituyen una proclama revolucionaria sin más, aun cuando se maquille con el término de movimiento pacífico.

No hay duda. Por segunda vez en su vida el Mesías de Macuspana ha perdido el rumbo y no sabe cómo ni hacia dónde dirigirse. La primera, vale recordarlo, ocurrió en el 2000 cuando en el último minuto dudó en postularse a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. En esa ocasión Cuauhtémoc Cárdenas lo sacó adelante. Hoy la historia se repite: López ya no confía en López; ha perdido la confianza y la fe en sí mismo.

Sólo así se explica que haya reculado ya en dos ocasiones claves para su estrategia y para su movimiento. La primera la describí arriba. La otra es aun más importante: la decisión de levantar el plantón en el Zócalo y Reforma constituye una doble derrota. Primero, porque nunca en su vida se había echado para atrás; siempre había ido hacia delante y en el filo de la navaja hizo retroceder a todos sus adversarios. Baste recordar lo que ocurrió con el proceso del desafuero.

La segunda, porque la estrategia del movimiento se ha vuelto contradictoria y errática. No se puede, con un mínimo de consistencia, llamar a una insurrección civil, montar una magna provocación contra todas las instituciones, que incluye la toma del Zócalo, de Reforma y el anuncio de la celebración de la Convención el 16 de septiembre, para luego hacer mutis y retroceder. López hizo un petate, el tiro le salió por la culata y quedó en ridículo.

Para decirlo de otra forma, una vez que AMLO convocó a la Convención Nacional Democrática y se trazó como objetivo impedir la toma de posesión de Felipe Calderón, debió haber ido hasta las últimas consecuencias: mantener el plantón contra viento y marea para obligar al Ejército a usar la fuerza o, en su caso, hacerlo recular y con él al Estado en su conjunto. En ese juego de provocación pudo haber obtenido beneficios en cualquiera de las dos canchas: ganando la apuesta si no lo desalojaban o denunciando la "represión del Estado autoritario" por haberlo confrontado.

Las desgracias y las malas noticias no terminan ahí. El siguiente paso complicará más las cosas. La Convención Nacional Democrática, sin representación efectiva alguna, seguramente proclamará al señor López presidente legítimo de los Estados Unidos Mexicanos. El sainete se convertirá entonces en una opera bufa: el presidente de chocolate con nariz de cacahuate blandirá la amenaza de impedir la toma de posesión de Felipe Calderón y anunciará un nuevo orden institucional.

Sin embargo, nadie le va a creer porque no dispone de los medios para cumplir su bravata. Y no sólo eso. El tiempo corre en contra del hijo más preclaro de Macuspana. Tanto los diputados como los senadores del PRD, para no hablar de los gobernadores y de Marcelo Ebrard, entrarán paulatinamente en el aro de las negociaciones. Las instituciones que el señor López mandó al diablo hace unas semanas están muy lejos de haberse agotado. El interés del PRD como partido no coincide con los delirios de su ex candidato. El final del Indestructible se anuncia, pues, caricaturesco. Paso a paso, el tabasqueño se enfila a un verdadero despejadero, pero gracias a Dios y para su consuelo, Marcos le ha organizado ya un encuentro intergaláctico de pronóstico reservado.

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Fecha de publicación: 16-Sep-2006

lunes, septiembre 11, 2006

Encuentra las diferencias

En la casa de Ebrard y en sus dos cuarteles el GDF no aplica la Ley Cívica creada por el futuro jefe de Gobierno

Alejandro Cedillo Cano
11 de Septiembre de 2006 Hora de publicación: 09:20

El jefe de Gobierno electo, Marcelo, Ebrard, también aplica prácticas de franelero en su casa ubicada en la calle Martín Mendalde 823, colonia Del Valle, en donde, como en su casa de campaña, literlamente mantiene privatizado un espacio de unos 20 metros cuadrados para estacionar su camioneta.

Esto ha generado el descontento de los vecinos, quienes padecen la “prepotencia” de los empleados de Ebrard al adueñarse de la vía pública. En esa calle, personal de servicio del perredista, así como sus escoltas, colocan varillas incrustadas en botes llenos de cemento y llantas viejas para evitar que otros autos se estacionen.

Además, según vecinos del lugar, la gente de Ebrard pone conos color naranja también frente al inmueble contiguo a su vivienda para estacionar los vehículos que él determine.

Lo anterior pese a que el propio Ebrard ofreció el 27 de abril no seguir transgrediendo la ley luego de que su equipo de colaboradores también se adueñó de 45 metros cuadrados frente a su casa de campaña en Mérida 4 en la colonia Roma.

El funcionario acotó ese día que: “ya les dije que no hagan ese tipo de cosas, ya lo checamos para que no se haga”.

Sin embargo, en un recorrido que Crónica realizó el viernes por Martín Mendalde, se observó que inmediato a su puerta negra se encontraban puestos los botes amarillos y llantas con cemento como lo denunciaron los vecinos.

—Pero, si esa no es la casa de Marcelo, es la de su vecino— se le dijo a Octavio Castillo habitante del lugar y quien se dice molesto por la actitud del perredista.

—Pues no, pero sus trabajadores se sienten dueños de la calle y apartan ese lugar para que cuando venga se estacione—respondió molesto.—¿Sigue viviendo acá?

—No sé si después de la boda venga, pero siguen sus trabajadores ahí. Además, su ex esposa vive del otro lado de la calle, justo frente a su casa y pues es lo mismo.

—¿En qué le afecta?

—No me puedo estacionar o si me vienen a visitar o a cualquiera de los vecinos no se pueden estacionar en la calle. Los tipejos esos se enojan y lo amenazan.

Según la versión de un vigilante del edificio contiguo, elementos de seguridad que resguardan la vivienda de Ebrard y la de su ex esposa e hijos (la de enfrente) apartan lugares con botes, cubetas y estructuras de metal.

“Casi a la mitad de la calle luego ponen sus botes de agua y las llantas con fierros, no le podemos decir nada porque es el jefe”, dijo.

Tras permanecer por casi dos hora en el lugar, se observó el momento en que se apartaban lugares frente a la casa.

Cabe señalar que Ebrard declaró como suya la casa-habitación en la calle de Martín Mendalde, de la colonia Del Valle de 480 metros cuadrados.

También en Querétaro 75

La casa que Marcelo Ebrard tiene en la colonia Del Valle no es la única en donde aplica prácticas de franelero para adueñarse de la vía pública y usarla como estacionamiento exclusivo.

Además de hacerlo en la casa de campaña que tiene en Mérida 4, el jefe de Gobierno electo incurre en la misma violación en otra de sus oficinas: la ubicada en la calle Querétaro número 75, colonia Roma.

Ahí también su equipo pone botes para apartar unos 15 metros de la vía pública para que Ebrard los use como estacionamiento exclusivo, aunque en las calles aledañas hay al menos seis estacionamientos públicos.

Esto pese a que la actitud es considerada por la Ley de Cultura Cívica, normatividad que él mismo impulsó cuando era jefe de la policía capitalina, como una infracción contra la tranquilidad de las personas, pero para los empleados del candidato perredista apartar la vía pública es, simplemente, parte de su trabajo.

Encuesta

La pasada fue una mala semana para la imagen de Andrés Manuel López Obrador y para el PRD, de acuerdo con el seguimiento realizado por la encuestadora BGC, Ulises Beltrán y Asociados, del 3 al 9 de septiembre de 2006.

La decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tuvo un impacto desfavorable en el apoyo a López Obrador. Si bien 24 por ciento de la población continúa pensando que él ganó la elección, la mayoría reconoce la decisión del tribunal como definitiva e inatacable. La gran mayoría de la población está en desacuerdo con que AMLO rechace la decisión del Tribunal y desconozca a Felipe Calderón como Presidente Electo.

Sólo 7 por ciento continúa respaldando la resistencia civil, y 5 por ciento está de acuerdo con el plantón.

Por su parte, la toma de la tribuna durante el VI Informe de gobierno tuvo un efecto muy negativo en la imagen del PRD, que es hoy la peor registrada desde 1999. Este efecto negativo fue incluso mayor que el que causaron los videoescándalos de 2004. El presidente Fox capitalizó a su favor el impacto del evento. Para colmo, también mejora la imagen de los legisladores del PRI.

A pesar de los eventos del conflicto postelectoral, dos tercios de los entrevistados opinan que lo ocurrido en San Lázaro refleja “diferencias entre actores políticos” más que “ingobernabilidad”.

La decisión del TEPJF.

El fallo del Tribunal Electoral generó un amplio consenso (77 por ciento general de acuerdo: 95 por ciento de los panistas, 79 por ciento de los independientes, 72 por ciento de los priistas y 29 por ciento de los perredistas). También reforzó la percepción de que las elecciones son limpias y mejoró la imagen del Trife.

El porcentaje de quienes creen que López Obrador ganó la elección casi no se modifica (24 por ciento), pero 6 de cada 10 de ellos aceptan la decisión y no respaldan la resistencia de AMLO.

Con esos porcentajes, no debe extrañar que sólo 7 por ciento de los encuestados tenga una sensación positiva ante el rechazo de López Obrador al fallo del tribunal. Eso, a pesar de que 20 por ciento señala “acuerdo” con este rechazo.

Ante el fallo del Tribunal, sólo 5 por ciento de los ciudadanos considera que López Obrador “debe mantener los plantones en Reforma y el Zócalo para impedir que Calderón tome posesión”; mientras que 29 por ciento piensa que “debe levantar los plantones y reorientar su lucha” y un mayoritario 61 por ciento, que debe “aprovechar para su causa el diálogo que le ofrece Calderón”.

La convocatoria a la Convención Nacional Democrática es rechazada por dos terceras partes de la población.

La toma de la tribuna.

El 86 por ciento de los ciudadanos está en desacuerdo con la toma de la tribuna por parte de los legisladores perredistas. Un porcentaje igual la considera “indebida”, 69 por ciento la califica como “grave” y 57 por ciento como “un acto de intolerancia”.

La toma de la tribuna tuvo un efecto muy negativo en la imagen del PRD: para 76 por ciento de la población, empeoró su opinión a raíz de lo sucedido. La imagen del PRD es hoy 25 puntos más negativa que la que existía cuando se dieron a conocer los videos de Bejarano con Carlos Ahumada.

La población tiene opiniones divididas sobre el cerco policíaco que se tendió sobre la Cámara de Diputados el día del Informe (para 47 por ciento se justificaba); pero no por ello creen la versión de que esa haya sido la razón por la que los perredistas tomaron la tribuna (74 por ciento considera que fue una maniobra o un pretexto para evitar que Fox diera su discurso).

Del discurso de Fox ante la TV , lo que la gente más recuerda es la crítica al PRD, y consideran que al Presidente se le vio “conciliador” (85 por ciento), “sincero” (76 por ciento) y “convincente” (65 por ciento), aunque 51 por ciento lo percibió “decaído” y 47 por ciento consideró que Fox llegó “debilitado” a su VI Informe.

Imagen de Calderón y de AMLO.

Después de ser nombrado Presidente Electo, la imagen de Felipe Calderón mejoró notablemente. Quienes tienen de él una opinión “buena” o “muy buena” pasaron de 52 por ciento de la población a 66 por ciento. 15 por ciento tiene una opinión “regular” de FCH, y 16 por ciento, una opinión “mala”.

Lo contrario sucedió con Andrés Manuel López Obrador. A raíz de las acciones que ha promovido, 59 por ciento tiene “mala” opinión de él, 6 por ciento la tiene “regular” y 24 por ciento “buena” o “muy buena”. Es de notarse el bajo porcentaje de posiciones intermedias en ambos personajes, particularmente en AMLO. Signo de que se mantiene la polarización. También hay que subrayar que las opiniones negativas sobre AMLO crecieron de 33 a 59 por ciento en el lapso de dos meses. La estrategia postelectoral le ha generado el rechazo de un cuarto de los mexicanos.

A dos meses de la elección, a López Obrador se le percibe como “desesperado” (76 por ciento), “intransigente” (74 por ciento) y “fuera de sí” (71 por ciento). Poco más de la mitad de los entrevistados lo percibe débil, contra 38 por ciento que lo ve fuerte.

El legado de Fox.

El presidente Fox aparece con un nivel de aceptación alto, de 70 por ciento. A pesar de ello, continúa el deterioro de la percepción de liderazgo. Sólo 37 por ciento de los entrevistados siente que Fox “tiene las riendas del país”. Se le reconoce sencillez, sinceridad e interés por los problemas del país, pero se considera que “le falta carácter” y que “no cumple promesas”.

En el 2000, 33 por ciento de la población consideró que Zedillo le dejó a Fox un país en buena situación económica; hoy, 56 por ciento de los ciudadanos creen que Fox le deja a Calderón un país en buena situación económica. En otras palabras, aprueban al panista.

En el 2000, 34 por ciento de la población consideró que Zedillo le dejó a Fox un país con estabilidad política; hoy ese porcentaje ha bajado a 21 por ciento, mientras que 74 por ciento de los mexicanos opinan que en esa materia Fox hereda serios problemas.

Allí resulta reprobado.

Portazo a sí mismo

Por Denise Dresser

Allí va de nuevo la izquierda a las calles. Movilizando, protestando, aventando huevos, lanzando escupitajos. Justificando su actuación sin límites con las dudas sobre una elección que el Tribunal Federal Electoral no pudo o no quiso esclarecer. Quejándose de la exclusión del sistema político pero ayudando a producirla. Hoy el PRD está atrapado en un círculo vicioso en el cual denuncia un portazo y se lo da a sí mismo. Reclama que se le negó la Presidencia pero a la vez se posiciona para no alcanzarla en elecciones futuras. Argumenta que las vías institucionales se le han cerrado pero contribuye a colocar obstáculos a lo largo de ellas. Quiere ser partido y movimiento social, sin entender que lo segundo puede ir en contra de lo primero. La Convención Nacional Democrática que el PRD ayuda a organizar no fortalece al partido. Al contrario: conspira contra él.

Porque la Convención no será un espacio para el fortalecimiento del partido, sino una plaza para el reconocimiento del líder al margen de él. No será un lugar donde se busque reformar a las instituciones existentes, sino un lugar donde se insista en descalificarlas. No será un sitio donde se pensará en cómo gobernar mejor, sino un sitio donde se pretenda hacerlo de manera paralela. Y al sumarse a ese objetivo, el PRD camina lenta y dolorosamente hacia su marginación anunciada. Hacia su inmolación declarada. Hacia su suicidio público como partido que forma parte del andamiaje institucional, y ahora declara que también lo mandará al diablo. Marchando detrás del hombre que lo ayudó a ganar, pero que le exige que se autodestruya con tal de apoyarlo. Bebiendo Kool-Aid en el Zócalo como lo hicieran en Guyana los seguidores del reverendo Jim Jones.

A eso está obligando AMLO al PRD. Al acto moralmente aplaudible pero políticamente dañino, a la postura testimonial que "el pueblo" aplaude pero los electores rechazan, a la lógica de bloquear calles en vez de ganar elecciones, a la táctica de tomar tribunas en vez de representar ciudadanos. Mientras tanto, López Obrador dice "el costo ya lo pagamos, así que ahora hay que seguirle porque ya no es un asunto de popularidad, sino de eficacia". ¿Pero eficacia de quién y con qué objetivo? ¿La del partido que quiere seguir gobernando o la del hombre radical que ya renunció a hacerlo? ¿La del PRD que quiere seguir manteniendo posiciones dentro del sistema, o la del revolucionario que busca tumbarlo? La contradicción es clara: el dirigente moral camina en sentido contrario a un partido del cual se adueñó y hoy daña. A AMLO le conviene la bolivianización de México. Al PRD no. A AMLO le conviene la radicalización del movimiento social que encabeza. Al PRD no.

Porque mientras López Obrador consolida fanáticos, el PRD pierde electores. Mientras López Obrador consigue personas dispuestas a aventar huevos, el PRD pierde personas dispuestas a depositar votos. Mientras López Obrador celebra el "servicio a la patria de gran valía", el PRD paga el precio de brindarlo. Los números duros están allí, en cada encuesta que revela la pérdida de apoyo para un partido que duplicó su votación y en el futuro se apresta a perderla.

Ahora bien, el ala radical del PRD gritará que tiene razón en hacer lo que hace, en decir lo que dice, en apoyar a AMLO de manera incondicional y sin preguntas. Todo se vale porque hubo fraude. Todo se justifica porque hubo imposición. Todo se permite en aras de refundar a la República. El problema es que el PRD mismo no tendrá cabida en ella. Si los radicales ganan, el PRD será obligado a declararse en rebeldía permanente, a romper toda relación con el PAN, a equiparar negociar con transar, a impedir la toma de posesión de Felipe Calderón o a hacerle -como sugiere el vocero perredista- la vida de "rombitos". Ya no existirá para representar sino para alebrestar. Ya no existirá para legislar sino para obstaculizar. Ya no existirá para aspirar al poder sino para sabotear a quien lo tenga.

Acorralado por AMLO, el PRD no tendrá otra misión más que recorrer en México la ruta de Evo Morales en Bolivia. La apuesta para la izquierda ya no será empujar para que Calderón gobierne en nombre de los pobres, sino impedir que lo haga. A través de protestas, mediante movilizaciones, bloqueo tras bloqueo, plantón tras plantón. Incendiando la ira. Atizando los ánimos. Promoviendo las divisiones mientras acusa a los otros de haberlo hecho primero. Denunciando a las instituciones tradicionales sin comprender a cabalidad que forma parte de ellas. Convocando a una revolución contra la República simulada sin entender que -como partido establecido- acabaría arrasado por ella. Alienando a quienes se rehusaron a creer que la izquierda era peligrosa y ahora comienzan a pensar que lo es.

Porque la presión de la calle puede resultar contraproducente. Porque la radicalización de la izquierda puede sabotear el cambio que exige en vez de fomentarlo. Porque mientras algunos en el PAN y en el PRI piensan que habrá que "rebasar a AMLO por la izquierda", otros ya empiezan a pensar que sería mejor descartar la inclusión de su agenda. Empiezan a argumentar el PRD no es un jugador confiable y no debería ser tratado como tal. Empiezan a sugerir que el PRD ya no es un actor racional con el que se pueda negociar y más vale no intentarlo. Empiezan a asumir que la izquierda se rehúsa a ofrecer garantías y por eso será mejor aislarla. Ignorarla. Marginarla. Excluirla. Incorporar quizás algunas de sus propuestas pero sin compartir el crédito político por ello. La recalcitrancia perredista está alimentando la intransigencia panista. Y con ella, la consolidación de una coalición de centro-derecha que AMLO tanto critica, pero está contribuyendo a crear.

Para que exista la democracia es necesario que todos los actores políticos ofrezcan salvaguardas a sus enemigos. Y hoy Andrés Manuel López Obrador niega de tajo esa posibilidad mientras el PRD todavía la debate. Los radicales ya anunciaron que están dispuestos a vivir en tiendas de campaña, mientras los moderados se preguntan hasta cuándo tendrán que permanecer allí. Por un lado Fernández Noroña y por otro Amalia García. Por un lado Martí Batres y por otro Javier González Garza. Por un lado AMLO y por otro quienes comienzan a padecer el peso de su cercanía con él. Un líder combativo que quería marchar al Congreso y los dirigentes del partido que se lo impidieron. La causa personal enfrentada a la evolución del partido. Un actor anti-institucional que se margina y un actor institucional que lo hace también. El PRD varado ante el portazo que da contra sí mismo.

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Fecha de publicación: 11-Sep-2006